viernes, 29 de marzo de 2013

Would you forgive your enemies?


“¿Perdonarías a tus enemigos?” esta frase que se repite tanto en esa canción tan hermosa como dañina, de esta banda tan pedorra que hace que me guste tanto, me hizo reflexionar sobre algunos acontecimientos de mi pasado que repercuten en mi presente (todo se debe a un sueño que tuve, que me dio el puntapié inicial para empezar a escribir del tema)… “enemigo” es una palabra fuerte, y a veces nos cuesta usarla, y no la medimos bien; nos vamos de mambo con alguien con quien tenemos alguna pelea y pasamos a llamarlos así… Eso fue lo que me pasó, o algo parecido (todo el que me conoce y sabe sobre esta historia, sabe que algún día voy a escribirlo y publicarlo en forma de novela), pero para entenderlo mejor, debemos remontarnos algunos años en la historia… Bah, en mí historia.
Entre los años 2OO9 y 2O1O, yo tuve algunos altibajos con quien fue mi novio, a quien llamaremos Mariano. Tuvimos roces, amor, discusiones  y peleas. Idas y vueltas, idas y vueltas… Hasta que de una ida, no volvió más. Dicho en mejores términos, yo le impedí que vuelva y cerré la puerta con 7 trabas, 4 llaves, 5 cadenas y un perro guardián con rabia (de por medio, hubo un recital de Metallica fallido, lo cual colaboró en gran medida esta decisión). Simultáneamente, yo alimentaba mi amistad con una chica muy cercana a mí a quien llamaremos Agustina. Por aquellos años nuestra relación era realmente fuerte, y día a día lo era más y más. Ella y mi grupo de amigas éramos muy cercanas, si se quiere inseparables; salíamos, charlábamos, nos confiábamos absolutamente todo, pero por sobre todas las cosas, éramos muy unidas, casi como hermanas. Como ésta era la época de los primeros cumpleaños de 15, entre nosotras nos hacíamos cartas, videos, hasta con Agustina organizamos una coreo para el suyo. Y reitero: con la que sentía más apego, afinidad y confianza, era con ella.
Pero las cosas no serían así por siempre.
No.
Lamentablemente las cosas darían un giro de 18Oº y de ahí en más, todo cambiaría. Iba a ser totalmente diferente.


Para fines de octubre de 2O1O, el momento del quiebre estaba cada vez más cerca. Por ese entonces, yo estaba feliz sabiendo que me iba a ir al sur de vacaciones (más específicamente a Ushuaia) y se me ocurrió jugarle una “broma” a Mariano (en el 15 de Agustina habíamos estado juntos; hablando y tratando de arreglar las cosas, pero todavía no era un noviazgo ‘oficial’), diciéndole que me iba a vivir allá. Puse a prueba su confianza; la “última vez que nos íbamos a ver” (un domingo) le dije y le remarqué varias veces que no le dijera nada a nadie, en especial a mis amigas. No quería provocar un revuelo, ni despedirme de nadie, menos que se pusieran tristes por mí. Él estaba triste -o por lo menos eso daba a entender- y me decía todo el tiempo que no quería que me vaya, que me iba a extrañar…
Sabía que tarde o temprano quebraría la promesa. Fue sólo una prueba de fuego para ver hasta dónde llegaba mi nivel de confiabilidad en él, y al mismo tiempo, qué tanto cumplía él con su palabra.
Dicho y hecho, yo me iba el jueves siguiente, a la mañana, por lo que el miércoles era mi último día en ese colegio. Veo que están en el patio mis amigas en grupo, sentadas en unos bancos, con Mariano en el medio; una de ellas se me acerca entre enojada y angustiada. “¿Cómo es eso que te vas a ir a vivir al sur?”. Bingo, mi confianza para con Mariano había desaparecido. Giré la cabeza y lo miré, con fuego en los ojos, sin decirle nada. “No podía no decirles a ellas” (al margen, en este grupo también estaba Carolina. Entre mis idas y venidas con Mariano, Carolina alimentaba una relación con Mariano que ella pretendía que fuera más que amistosa, cosa que a mí no me simpatizaba). Naturalmente me enojé, pero al mismo tiempo me metí en el papel de herida fingida. En primer lugar porque “mi valiosa y hermosa confianza había sido traicionada”, y en segundo lugar, porque “me iba a ir a vivir a Ushuaia por temas laborales de mis papás”.
Y así, sin más ni más, el jueves partí rumbo a mis vacaciones en el sur.


Al volver sería cuando notaría los cambios. No al instante, pero sí los días posteriores. Resumiendo y sin dar muchas vueltas, yo el domingo volví del sur y el jueves me enteré que Mariano y Agustina eran oficialmente novios. Naturalmente, me sentí enojada, triste y hasta usada. Ambos me mintieron descaradamente; ella con que le importaba mi amistad, y él con que me amaba y que “iba a sufrir si yo me iba a vivir al sur”.
Mentiras. Puras mentiras.
Previamente, ella me había dicho (y antes de que me lo diga, me había dado cuenta) que tenía cierto interés por Mariano, que quería conocerlo, y no precisamente para una amistad. Yo recuerdo patente haberle dicho “hacé lo que quieras”. No dije ni estar de acuerdo, ni negarme, ni nada por el estilo, simplemente le expresé que hiciera lo que se le antojase. Leyendo la letra chica, también puede ser equivalente a “ponete con él y cortamos la amistad, no tenés códigos. No cuentes conmigo, hacé la tuya, imaginate que no existo, no me hables, me morí para vos, punto final”. El papel de víctima lo encarnaría Agustina ese mismo jueves, con un leve llanto y haciéndome quedar a mí como la garca. O algo parecido.
Los días y meses consecuentes fueron un calvario… Perdí una amistad, me sentí vacía y triste. Traicionada. El grupo se “dividió” y ese verano estuvo realmente quebrado. Por peleas con una, peleas con otras, malos entendidos y demás, yo por lo menos, estuve muy desunida con mi grupo.
“Mi grupo”, al que sentía no pertenecer. Al que me hacían sentir no pertenecer.


Al comenzar el ciclo lectivo, ya en el 2O11 predominaban las peleas, los insultos y las malas miradas. Con Agustina permanecía la mala relación, profundizada durante las vacaciones, y algo similar me venía pasando con Carolina, pero en contextos diferentes, con otras personas involucradas… Pero ese es otro tema del que no voy a hablar ahora y dudo hacerlo en algún momento, así que volvamos a lo nuestro.
El estado de tensión ese año fue casi permanente; hubo momentos de paz transitoria, pero no era más que una careta, una faceta mía que ponía en práctica para no cagar a tiros a todos, ni violentarme y patear dentaduras.
Vacaciones. Verano 2O12. Cuando parecía que la paz iba a retornar de una vez, hubo una chispa que hizo explotar todo el arsenal. Como dicen los Héroes del Silencio; “todo arde si se le aplica la chispa adecuada”, y esa fue LA chispa.
Al comenzar el ciclo lectivo, el estado de tensión era el mismo -o incluso peor- que el del año pasado, por esto del ‘chispazo veraniego’. Ni mirada ni palabra nos dirigíamos entre sí, pero el “odio” estaba ahí, manifestándose en la indiferencia mutua, en las pocas veces que nos cruzábamos y no éramos capaces de dirigirnos una mísera palabra. El grupo ni se inmutó por esto, casi como que no tenía relevancia que dos integrantes del mismo estén peleadas (diría “a muerte”, pero creo que es exagerar mucho las cosas).
Mi bronca se debía ya, no al hecho que ella estuviera con Mariano (sí señores, seguían juntos), sino a que este chispazo fue algo de lo que yo me enteré, algo que no quería ni me interesaba saber. Algo que, si me enteraba, me hubiera gustado que sea por parte de ella, y no por terceros que poco tenían que ver en este enredo.
Mi relación con Mariano hacía rato ya que era nula. A pesar del corto y batallado diálogo, no hubo desde entonces contacto, ni de ese ni de ningún otro tipo.


Después de meses de guerra fría, en julio de ese año, fue cuando llegué al acuerdo de paz con Agustina que prevalece hasta el día de hoy.
Un cumpleaños, una previa en la que estábamos todos los del curso. Para ese Entonces, la relación no era tan mala; nos llevábamos mucho mejor en comparación a los meses anteriores. No sé si fue el efecto del alcohol o qué, pero en un momento me apartó diciéndome que tenía que hablar conmigo. Resulta que después de esa reunión, de esa previa, íbamos a ir a un boliche (sí, es extraño. Fue la primera y última vez que pisé uno) y como íbamos a ir todas las de nuestro grupo -incluida ella- también venía Mariano (sí, seguían en pareja), por consecuente, me pidió que no peleemos. Ni yo con ella, ni con él. Me acuerdo que me dijo “él viene en paz, ya no quiere pelear…”
¿Pelear? ¿Qué iba a hacer yo? ¿Matarlo? ¿Pegarle? Hacía mucho, mucho tiempo, que ya no tenía ganas de pelear. Ni ganas, ni interés, ni tiempo, ni iniciativa. “Está bien Agus, yo tampoco quiero pelear. No quiero pelear más por esto”.
Me liberé de un pesado y extraño peso del pecho. Tenía que descargarme y decirle todo lo que no le había dicho en ningún momento. Tenía que sincerarme. Recuerdo haberle dicho muchas cosas en ese corto lapso. “Yo estoy feliz con mi novio, y mientras que vos seas feliz con el tuyo, está todo bien, no pasa nada”. Fue una charla breve, pero sincera, que tendríamos que haber tenido hacía ya tiempo. Ambas sonreímos y nos abrazamos.
Desde entonces, vivimos algo así como en una tregua, y además, tengo que admitir que fue extraño volver a su casa después de tanto tiempo. No peleamos ni discutimos. Un pacto mudo, ciego entre nosotras (y digo así porque no lo acordamos, sino que simplemente no lo hicimos; no acordamos no hablar más del tema, solamente dejamos de hacerlo). Aunque, nunca falta el entrometido que habla por demás, que mete la nariz donde nadie lo llama: “¿No era que la odiabas? ¿Te acordás quién es el novio? ¿Cómo es eso? ¿Te llevás bien o qué?” y demás interrogantes que suele hacer este tipo de personas.
Sí, ok, estuve peleada con Agustina, y también con Carolina, por mucho tiempo. Pero ese es asunto mío, si se quiere de ellas, y de nadie más. Ni siquiera de Mariano; siendo un fulano cualquiera que una vez dijo amarme, no tenía la más remota idea de lo que era la hermandad que yo tenía con Agustina, y en menor medida, con Carolina. Después de todo, cada quien hace lo que mejor le parece, y si bien pueden ser buenas o malas decisiones, queda a criterio de cada uno.

El tiempo pasa, la gente cambia y muchas veces madura de golpe. Eso fue lo que me pasó a mí. Si bien nuestra amistad (si es que el trato es recíproco con ambas) no se compara a lo que era antes (y dudo que alguna vez vuelva a ser así), ahora nos llevamos bien, estamos felices con nuestros novios, y podemos vivir en paz.

jueves, 28 de marzo de 2013

Tip para la vida

¿No le gusta el aborto? No lo haga.
¿No le gusta la iglesia? No asista a una.
¿No le gusta el matrimonio homosexual? No se case con un homosexual.
¿No le gusta la eutanasia? No la practique.

¿No le gusta tener sexo? No lo tenga.
¿No le gusta ir a bailar? No vaya.
¿No le gusta comer carne? No la coma.

Déjese de joder y haga lo que usted quiera, lo que a usted le plazca, viva su vida como a usted se le antoje, pero no moleste a nadie. No le imponga, ordene ni le diga a los demás lo que deben hacer o lo que les debe gustar.

lunes, 25 de marzo de 2013

Countdown to Extinction III: The Dolphin Project


"Mi amigo es tan divertido. Siempre le juega bromas a la gente. Es muy inteligente. De hecho, es uno de los seres más inteligentes del mundo. Este amigo puede ver a través de mí… Y no es mentira. Él compite contra veleros, y nunca pierde. No tiene problemas en alcanzar notas altas. Mi amigo, puede surfear olas de más de 1O metros de altura, y sin tabla. Este amigo puede entendernos a nosotros, pero nosotros no podemos entenderlo. Él salva vidas, salva vidas humanas. Siempre está sonriendo… Pero eso no quiere decir que esté siempre feliz. Mi amigo no pertenece al cautiverio. Su hogar es el océano… Pero mi amigo está en serios problemas. De hecho, ahora mismo está luchando por su vida: en la costa de Japón, los delfines sufren un destino terrible. Los más lindos son seleccionados para vivir en cautiverio, y los demás… Son asesinados brutalmente. Su carne, que contiene altos niveles de mercurio, es vendida como alimento. La mayor parte de japoneses ni siquiera saben que esto está pasando. Por favor, ayúdennos a parar esta matanza sin sentido, ayúdennos a correr la voz. Nosotros somos su mayor amenaza, y su única esperanza."

Yo no entiendo. Sinceramente no lo entiendo, y al mismo tiempo me duele. ¿Alguien me puede explicar? ¿Con qué fin se hace esto? ¿Para ‘purificar la especie’? No me digan. En caso de que así sea, lo están haciendo MUY mal, y les cuento por qué: en los rituales de apareamiento, como en casi todas las especies animales del mundo, el macho corteja a la hembra, y ésta lo elije, según su color, su porte, su poder, su fuerza, su agilidad, su actitud ante los otros machos, etc… Y esto fue siempre, sin la ayuda ni la intervención de los seres humanos, por selección natural, y menos de una forma tan cruel como ésta… ¿Matar a los que no sean atractivos? Un animal, por más feo o grotesco que sea, es una animal, un ser vivo, que come, respira y siente como cualquier ser humano. A éste, por el simple hecho de tener la cualidad de razonar, nada le da derecho de quitarle la vida a otro ser vivo de otra especie porque sí, y menos con un fin tan patético y superficial…
 Por otra parte, y como dice otro video de este mismo proyecto, animales como éste están ‘diseñados’ para vivir en un medio y de una forma determinada: nadando libres en el océano. El cuerpo del delfín, está adaptado y preparado para recorrer más de 8O km por día, cosa que no puede hacer en cautiverio, en una pileta. No están destinados a pasar una vida en cautiverio. Hay excepciones, claro… Como Winter. La historia de este animal es triste, pero con un final feliz, y recorrió el mundo, hasta se hizo una película con ella: un delfín en una trampa para cangrejos fue encontrado en la costa por un nene. Estaba atrapado, exhausto, lastimado y tenía la cola totalmente lacerada, al punto, de tener que amputársela. Con paciencia y ayuda de varios científicos y veterinarios, pudieron recrearle una cola artificial, a la cual el animal se adaptó bien. Hoy día, no sé si Winter vive en un acuario o si fue liberado, el punto es que, hay veces en las que es necesario que un animal esté en cautiverio… Pero no porque “es lindo y hay que procurar que la especie sea linda”. No. De eso la naturaleza ya se encarga.
Aparte… ¿Qué ganás  matando a un animal? No purificás la especie, colaborás para que desaparezca, y los japoneses (no digo todos porque sería meter a todos en la misma bolsa) son expertos en eso. ¿Saben acaso, por qué Greenpeace, Sea Sheperd y otras tantas organizaciones luchan con pesqueros y balleneros de esa nacionalidad en distintas zonas, como en la Antártida o el mar Báltico? Porque ya casi no quedan ejemplares en los mares japoneses y alrededores. Ya se encargaron, a lo largo de los años, de reducir de manera dramática la población de especies marinas, y al tener un mar ‘limpio’, como piratas, recurren a otros para saquearlos y limpiarnos de la misma manera:



Lo peor de todo, de esta matanza sin sentido de un animal tan inteligente y hermoso como lo es el delfín, es que no sólo afecta a la especie, sino también a los humanos. Como bien dice el video, la carne de delfín es tóxica. Y se vende como comida. La ingestión de este metal pesado es mortal, especialmente en los niños. Causa caída de dientes, pelo, erupciones en la piel, debilidad muscular y sensibilidad hacia la luz. Las consecuencias más graves producen la muerte celular, consecuentemente, la necrosis y la muerte.
Otro cruel trato hacia animales marinos toma parte del otro lado del mundo, en las islas Feroe (Dinamarca), y se trata de la matanza comunitaria de delfines piloto. ¿Lo más triste? Está autorizado por las autoridades gubernamentales locales, desde hace más de 4OO años. Esta actividad se realiza, principalmente por motivos económicos: con distintas partes de su cuerpo, se mueven importantes negocios locales. Con sus gruesas pieles se hacen sogas duraderas, se promueve el negocio de la carne (la más comerciada en las islas) y se realizan elementos flotadores con sus estómagos. Por eso no está “mal vista” esta masacre. Además, se lleva a cabo por motivos culturales: se dice que cuando un adolescente (hombre) mata a uno de estos animales, inicia su transición a la vida adulta. Triste, ¿no?





Como digo siempre, no hace falta que todos seamos partes de organizaciones a favor de los derechos de los animales; es imposible que todos copemos barcos y ‘tomemos’ a los balleneros que invaden nuestros mares. Desde nuestro humilde lugar tenemos que hacer lo que podamos. Yo, personalmente, me cansé de mandar propuestas para que Greenpeace intervenga en el Dolphin Project, pero no recibo ninguna respuesta. Entiendo que es complicado atender tantas problemáticas de diferentes partes del mundo, pero por lo menos, aporté mi granito de arena.
Es tan complejo y tan simple al mismo tiempo… Somos los responsables, nosotros, como raza humana, de la desaparición de especies, tanto como por la caza, por tradiciones estúpidas o por la contaminación y/o destrucción de sus hábitats… Queda en nosotros.
Somos su mayor amenaza… Y su única esperanza.


lunes, 18 de marzo de 2013

Yo tampoco quiero ser metalera


¡Atención, aviso!
1. El texto que van a leer a continuación es una mezcla entre secuela y respuesta a un texto escrito por la señorita Macarni el último 21 de diciembre. Para leer dicha entrada y entender mejor, te invito a hacer click acá.
2. Odio, detesto, aborrezco, me desagrada e irrita la palabra “posser”. Jamás la uso si no es para joder por twitter, pero no soy de usarla. Voy a hacer una excepción para escribir este texto y con suerte, no la uso nunca más “en serio”.
3. Me importa un bledo si me ‘chupás el culo’ o no; lo que escribo puede gustarte tanto como puede desagradarte. Si te gusta, podés comentar, sino, no te gastes, porque no me da la gana de aprobar los comentarios pelotudos y vacíos. Ya leíste el título, así que, si sos trve, te invito a que dejes de leer y vayas a hacer algo productivo.

Partiendo de la base, y hablando vulgarmente, cualquiera que no me conoce, me ve vestida como usualmente salgo a la calle y ¿qué dice? “es metalera”. Inclusive mis compañeros de clase y profesores me llaman (o llamaron) de esa forma, al igual que mi familia. Va desde la ignorancia positiva (me refiero a ‘positiva’: es algo que ellos no conocen y no tienen por qué conocer si no les gusta, y no saben diferencias entre, por ejemplo, Power y Death) hasta como una forma cariñosa, ya que, en ambos ámbitos soy la única…
El punto es que no.
Al igual que Macarni, yo tampoco quiero ser metalera. El ‘serlo’ implica cosas que no van con lo que yo soy ni con lo que me gusta, y ahora paso a explicarles.
En primer lugar, yo apenas me estoy adentrando en este hermoso mundo, apenas conozco algunas bandas, de las millones que existen esparcidas por todo el mundo. Tengo tanto para conocer, discos, bandas, artistas… Que creo que no me alcanza ni esta vida ni dos más. Entonces soy posser. Una persona que es trve brutal metalhead from hell conoce todas las bandas y, por supuesto, odia a las más conocidas. Dice que son comerciales, y que, por el simple hecho de ser conocidas no te pueden gustar. Les doy un claro ejemplo, hay un idiota pululando facebook, un muchacho sin vida social, que se la da de sabiondo del metal de todos los géneros habidos y por haber, y putea lo que a él no le gusta; veo que comenta una foto de una chica con una remera de Iron Maiden “¿Esa remera? Bue, por algo se empieza”, como diciendo “con Maiden entrás al metal, pero después no puede gustarte porque es conocida. Si te gusta, sos posser.
El odio a las bandas conocidas o de Nü Metal es indispensable para el quehacer del buen metalero, ni te digo hacia otros géneros fuera del metal. Bandas como Korn, Linkin Park, Avenged Sevenfold son una mierda, no pueden gustarte; de lo contrario, pasás a ser posser. De la misma forma, es imposible que tus bandas favoritas sean Metallica, Megadeth, Iron Maiden o Judas Priest, por tirar algunas. ¿Por qué? Porque son conocidas. Otras bandas, igualmente buenas (o más, o menos, según quién lo mire) como Guns n Roses, Kiss o Poison están prohibidas. Muchos dejan de escucharlas o directamente no les dan oportunidad (como también dijo Macarni), y sin motivo aparente. Sólo por ser ¿comerciales, ‘glam’, ochentosas? Qué se yo, quién sabe, el tema es que no podés escucharlas. Tenés que ser amante de lo más under y desconocido/poco escuchado.
Álbumes como el St. Anger y el Risk tienen la etiqueta de MALOS, y como la gente hace caso a los boludos y se dejan llevar, ni los escuchan. Hay gente que ni los conoce, pero es como un cliché ya; sin haberlos escuchado, dicen que son malos y no lo hacen. Y nunca falta el imbécil que dice “Metallica dejó de ser Metallica después del 88”, sin apreciar lo que vino después. PERO OJO, muchos de ellos son fanáticos nº 1 de Metallica.
Como bien dije en mi entrada anterior de “La exclusividad al palo II”, el metalero de verdad es cerrado. Es exclusivo. ¿Por qué lo digo? A mí me gusta U2. Me gustan los Beatles y los Stones. Me gustan Coldplay, Oasis. Me gustan Stevie Ray Vaughan, Red Hot Chilli Peppers, Pink Floyd y Led Zeppelin. También me gusta la música clásica. ¿Se dan cuenta de la cantidad de cosas que se pierden por ser exclusivos? Mucha gente ‘metalera’ dice odiar por lo menos tres de las bandas que mencioné recién. ¿Por qué? No sé, para no ser possers, para hacerse notar, quedar mejor, o directamente denotar que tienen un sorete del tamaño de un submarino en la cabeza.
Otro defecto no menos importante estos individuos, siguiendo con la idea de la exclusividad, es que “si no llevás el metal en la estética o en tu vida, no sos metalero”. Si no te vestís como un caballero del Zodíaco (como diría María Elena), no tocás un instrumento, no tenés tatuajes hasta en el orto ni el pelo largo, sos posser. Obligatoriamente tenés que saber fechas, nombres exactos, hechos, discos, marca de los instrumentos usados, todas las formaciones y sus respectivos años, fechas y nombres de giras, y marca de ropa interior del segundo guitarrista, sino, no sos fan.
Para ir cerrando, y después de releer la entrada de Mac para ver si me faltaba alguna contestación, están las páginas de facebook. Por ejemplo, “SOLO METALEROS”. Páginas como esas te dan ganas de arrancarte los ojos, masticarlos y escupirlos a un riacho. No hacen más que alentar que la gente sea cerrada, que la gente que recién está entrando o gente ‘pendeja’ (11, 12 años más o menos) evite ciertos discos y ciertas bandas, sólo porque ellos lo dicen, porque sino, no podés ser un metalero. La gran mayoría de esas páginas, se la pasan bardeando a Metallica y Ozzy Osbourne, diciendo que son comerciales, vendidos, una mierda y que merecen morir. Generan idiotez e ignorancia en la gente. En vez de dejar que esa persona, descubra por sus medios lo que le gusta y lo que no, NO, le impone lo que tiene obligado escuchar y lo que tiene terminantemente prohibido. Si no te gustan bandas noruegas/suecas/finlandesas, de Black o Death, sos posser, al igual que si te gusta el Power, porque es un género para homosexuales, y el Thrash es para caretas. Como dijo Cami, “te hacen sentir que te falta saber y escuchar”. Porque claro, si yo escucho la mitad de lo que escuchás vos, sos superior, y yo inferior. Y posser.

De esto puedo seguir hablando hasta mañana y pasado, pero creo haber sintetizado las ideas principales de cada cosa en un par de párrafos. Vuelvo a decir lo del principio; gente que no conoce absolutamente nada de lo que es metal (como mis compañeros o mi familia) no me jode que me lo diga, porque sé con el sentido que me lo dicen, pero que me lo diga gente que tiene idea, me rompe las pelotas. La diferencia es que al primer grupo no le podés explicar nada porque no entiende, al segundo grupo lo podés mandar a la mierda con fundamentos. Amo el metal, amo la música, pero no, no soy metalera. Desde ya, gracias por leer, y recuerden lo que dije sobre los comentarios. Me despido con Dream Theater, mucha birra para todos, y buena semana.

domingo, 17 de marzo de 2013

Un blog NO es moda


Hooooola, hola mis queridos lectores, hacía mucho que no me aparecía por acá, y después de leer el blog de Lalu, pensé “Yo también tendría que pasarle un plumero al blog, lo tengo abandonado”, consecuentemente, aquí me tienen. No estuve (como dicen todas) apretada con los horarios y no tuve tiempo para sentarme a escribir algo. Tuve tiempo de sobra, y ahora por más que sea un poco reducido debido a mis obligaciones, sigo teniendo. Tengo ideas, tengo 11 documentos de Word abiertos (y las ideas afloran) con un fragmento escrito; dos de estos documentos son historias, y uno planeo subirlo más para la fecha del 2 de abril. Como verán, mi problema fue claramente la paja, y el vicio por el candy crush y el pet rescue. Como verán, mientras no publiqué, hice dos chiquitísimos cambios (a ver si se dan cuenta) y estoy pensando seriamente en ponerme una pestaña con la bio completa como hizo Macarni hace un tiempo; siento que la bio que aparece en el costadito derecho está demasiado incompleta para lo que es mi bio, y dice mucho para el poco espacio que tiene.
Yendo a lo importante, el tema que vengo a tratar hoy, surge a partir de una visita a un blog (el cual ahora no recuerdo, porque sino se los hubiera dejado). No habla del blog en sí, era bastante bueno. No recuerdo el URL, pero una de las primeras frases que leí era “no me hago el blog por moda”… Yo me quedé helada. No sabía si putearla, reírme o decir que lo que dijo está mal, pero… ¿Moda? ¿Desde cuándo tener una cuenta en blogger se lo considera moda? “como hacen muchas”… Considerando eso, la gran mayoría de chicas que leo se lo hicieron por moda, porque se lo hicieron hace poquito. Yo lo tengo desde mayo de 2O1O. Teniendo en cuenta eso, ¿voy a decir que todas las que se lo hicieron después se lo hicieron porque ‘esté de moda’? No, porque tener un blogger no es estar ‘a la moda’. Y como decís vos, que ‘te lo hiciste por necesidad’, te digo que todas, la comunidad que por lo menos yo tengo en blogger, se lo hicieron por el mismo motivo. Conozco muchas idiotas que lo usan sólo para poner fotos, como si fuera una cuenta de weheartit, o sólo para poner frases robadas de escritores, frases célebres o canciones, y eso no es una necesidad, estás compartiendo lo que te gusta, pero no es una necesidad. Yo también me lo hice por necesidad. Necesitaba un espacio donde desahogarme, donde compartir opiniones con el mundo, donde expresar lo que siento. Es como que diga “ay, yo no respiro como lo hacen los demás, yo lo hago por necesidad”. Es exactamente lo mismo. No sos la única que se puede abrir un blog y escribir lo que sea que tengas ganas de compartir, ni sos la única que puede tener determinado tipo de ideas y gustos (por una serie de increíbles parecidos que leí de una chica, pensé eso y pasé un momento bastante jodido). Tampoco soy la única que tiene gifs y fotos a los costados, ni la única que tiene el archivo o la bio, y muchos etcéteras…
En fin, espero que lo que haya entendido y no se haya malinterpretado. Repito, no me acuerdo como era el URL de ese blog, y de haberlo recordado, lo hubiera subido junto con la entrada. Es un lindo blog, tiene ideas interesantes, pero la idea sobre ‘hacerse un blog por moda’ es algo en lo que no concuerdo, y bien, quise explicar por qué. En todo caso, lo que está de moda es Tumblr… Pero bueno, ese es otro tema. Yo no tengo no porque, para compartir fotos ya tengo weheartit, para escribir y poner música, tengo el blog, y para escribir boludeces tengo el twitter… Y además, no entiendo un carajo cómo usarlo, así que mejor, me quedo contenta con lo que tengo.
Prometo sacarme la paja de encima y volver a escribir con la regularidad de siempre. Recuerden, hagan rituales satánicos en plazas públicas y exterminen todos los gatitos tiernos que vean. Nos leeremos en otra ocasión. Adiós a todos y que tengan una buena semana.

lunes, 4 de marzo de 2013

Segunda carta abierta de una fan a Dave Mustaine

Querido Dave:
Espero que las cosas con el nuevo disco estén yendo bien. Según lo que estuve leyendo, los fragmentos de video y las fotos que vi, y las actualizaciones permanentes de twitter, las cosas van marchando a la perfección y las expectativas de la gente (o por lo menos las mías) están yendo cada vez más alto. De paso te digo, y aunque me haya atrasado un poco, feliz aniversario.
Te cuento por qué te estoy escribiendo, y te digo: estoy sentada en mi cama, mientras el United Abominations suena (pronto siendo seguido por el Risk, y si me quedo corta con este disco, sigue el Cryptic, y así…) y las lágrimas siguen resbalando por mi cara, como desde hace, fácil, 15 minutos… ¿El motivo? Acabo de terminar de leer tu libro. Ya sé, muchos ni siquiera saben lo que es un libro, o rara vez abrieron uno, a otros les pasa que leen uno en dos días y pasan a otro, pero con este no pude… Es una mezcla rara, entre angustia, felicidad, emoción… No sé, al leer este se me mezclaron todos al mismo tiempo, o dependiendo del capítulo. Aunque traté de no terminarlo de un tirón, y fui leyendo de a poquito, siento que lo terminé demasiado pronto. Francamente, no me sentía preparada. No quería terminarlo.
Al principio sólo lo leía en mis largos viajes de tren, o subte, después, cuando sentía que tenía que seguirlo (siempre evitando el impulso de devorarlo) empecé a hacerlo en mi casa. Primeramente de noche, antes de dormir, después me dio igual el momento del día que sea, pero empecé a hacerlo más seguido.
La cuestión es que, por lo menos hoy, ahora, no vengo a escribirte desde el lugar de fanática de Megadeth (o She-Wolf, como solés llamar a la rama femenina de tus fans), sino como admiradora de tu persona, como admiradora de David. Sé que te lo habrán dicho muchas veces, sea por el motivo que fuere, y que hasta a veces sé que te puede cansar, pero yo vengo a hablarte en los aspectos generales que mostrás vos, contando tu historia. No te admiro por los aspectos negativos, como muchos otros harían: por drogarte, acostarte con muchas mujeres, emborracharte día por medio, agarrarte a trompadas con medio mundo… Lo que realmente admiro de vos, es que, cada vez que te caíste, te levantaste. Cada vez que tropezaste con una piedra, la pateaste, para un costado o para adelante, y volviste a caer. Cada puta vez que sentías que tu mundo se iba a la mierda, siempre pudiste salir adelante, recurriendo al medio que fuere. Te recuperaste en todos los aspectos, seguiste con tu maravillosa carrera, te casaste y formaste una hermosa familia, y aún así seguís siendo todo un rockstar.
Admiro tu fortaleza personal. Profundamente. Tu actitud hacia las cosas negativas que te pasaron. Desde tu más tierna infancia, mudándote a cada rato, cambiando amigos y esforzándote por buscar algo que te aleje de todo mal. En tu caso, fue la música, la guitarra. Yo también empecé a una edad temprana, escribiendo, a los 14, por tener problemas. No los mismos, obviamente, pero eran problemas al fin. A pesar de haber crecido en un hogar ‘tipo’ y cristiano (aunque actualmente no me considere como tal) también fui una incomprendida, y lo sigo siendo.
No comparto muchas cosas con mis padres, ni con los hermanos que viven conmigo. Desde gustos musicales, pasando por la religión, y por una gran gama de temas, llegando hasta la política y los ideales. Es por eso que mi vía de escape fue la escritura, y próximamente podré tocar la guitarra, y también eso es gracias a vos. Vos me inspiraste, y te agradezco muchísimo eso. ¿Te digo más? Vos, sin conocerme, siendo de un país diferente, y doblándome varias veces en edad, me conocés mejor que muchas personas de mi entorno, y hacés muchísimo más por mí que aquellos que se hicieron (o se hacen) llamar mis amigos. Me apoyás de forma tácita desde tu lugar, sin saber que yo existo en un recóndito punto de ese planeta. Te cuento algo más, es probable que en un futuro me tenga que operar la mano derecha, mi mano hábil. Sé que, debido a tu accidente, estuviste sin tocar mucho tiempo, y que por fortuna pudiste recuperar, pero que en el momento, fue una angustia, fue dolor, tratamientos, aparatos por acá, aparatos por allá… Te digo porque sufro unos horrendos calambres, cada vez más seguido y con más dolor, y de no encontrar algo que me alivie, la operación va a ser inminente. Te digo como el intento de escritora que soy, sé que si pierdo la habilidad, me muero. No aguantaría. Por eso mismo vos sos fortaleza; estabas pasando un momento personal muy duro, y aún así lo superaste.
Leyendo, créase o no, me sentí tocada. Identificada, exceptuando temas como las drogas y el alcohol. Sufrí de maltrato por parte de mis compañeros (o como popularmente se lo conoce, ‘bullying’), incomprensión, soledad, vacío. Traiciones, mentiras por parte de ‘parejas’ y amigos/as cercanos/as. Puñaladas por la espalda de los que uno no se recupera fácilmente, y hasta a veces no se recupera de forma total. Perdí gente querida, por un motivo u otro, y me alejé de otros. En un momento de mi vida estaba pendiente de otros, tratando de complacer al mundo, y ahora digo con total libertad que no me interesa. No vivo para cumplir los deseos de nadie, ni las expectativas, ni tampoco me mortifico por lo que otros piensen de mí, ni de lo que hago o me gusta. Simplemente aprendí a ignorarlos y a seguir en la mía. Y hoy día lo sigo haciendo, y lo mantendré hasta que me muera, o pierda la cordura.
Me encantó la manera, la dulzura, con la que tratás a los tuyos. Me emocioné mucho leyendo el capítulo en que conocías a Pam, cuando se casaron, y creeme, lo que más me quedó resonando en la cabeza de esa parte del libro, es lo que ese viejito simpático te dijo en el Luau. Terminé de leer ese capítulo en un mar de lágrimas, y así fue al leer el próximo, esa misma noche. La ternura con la que hablás de ella, de tus hijos, tus amigos cercanos o aquellos que fallecieron. Al igual que vos, yo sé que no siempre me porté bien con mi gente. Tuve varias recaídas con muchos de ellos (con algunos sin una reconciliación, cosa que tampoco pienso hacer en, por lo menos, un futuro cercano), con otros las cosas fueron mejor, y muchas otras veces tuve que simplemente bajar la cabeza, dejar mi orgullo de lado por un momento, y pedir una disculpa. Aceptar que me había equivocado, que había hecho las cosas mal. Esa es la otra parte. Soy asquerosa y terriblemente orgullosa, y es otro aspecto en el que me siento identificada con vos. No me avergüenza decirlo, ni mucho menos. Me alegra ser así, aunque, hay veces en las que te puede jugar en contra, como bien nos pasó a los dos.
¿Te cuento otra cosa? Se me erizó la piel cuando leí lo que dijiste de Argentina, ya casi llegando al final, y me sentí feliz de formar parte de esa audiencia que vos tanto amás, esa que tanto respetás y que tanto te gusta complacer con tus presentaciones (para colmo, coronando este preciso momento, suena de fondo I’ll Be There), y acá sí voy a apelar a mi droogie interior. Si había escuchado que sonaban de puta madre en un disco, en una versión de estudio, ni te imaginás lo que fue para mí haberlos escuchado en vivo. Desde que te conozco, desde que me enamoré de Megadeth, y desde que dispongo edad y capital para hacerlo, te fui a ver tres veces, dos de las cuales estuve en valla, justito delante de Junior, y en una de esas dos ocasiones, tuve la suerte de hacer contacto visual con vos, y haber recibido un beso aéreo de tu parte. Sé que no te acordás, porque no tenés ni la menor idea de quién soy, pero ese día lo tengo grabado con un hierro caliente en mi mente y en mi corazón, es un recuerdo inolvidable. ¿Te digo más? Tanto en el 2O11 como en el 2O12, fui al hotel, a hacerte el aguante. Aunque no hayas salido, estuve ahí, sabiendo que vos estabas adentro. Recuerdo que el año pasado, un día antes de tu cumpleaños, salí antes del colegio, viajé dos horas el largo trecho que me separa del Sheraton y te llevé una carta, de puño y letra. Incluía una foto mía y una caricatura tuya que hice. Si la leíste o no, no importa, pero yo sé que esa carta llegó a tus manos, y me da mucha alegría saberlo.
Sé que esto te lo habrán dicho también un millón de veces, pero para mí Megadeth no es sólo música, no es una banda más. Y no hablo sólo musicalmente, porque perfectamente, los fervientes seguidores como yo saben que son una de las bandas que mejor suenan, una de las bandas que mejor se mantiene, y aunque muchos digan lo contrario, la esencia está presente en todos, absolutamente todos los discos, y con orgullo te cuento, me faltan cuatro para completar la discografía (desgraciadamente, dos de ellos no se venden en mi país, pero no importa, me las voy a ingeniar para conseguirlos). No perdieron la identidad, y eso es difícil de hacer. Ustedes son más que eso. Vos me conectaste con gente, y te digo por qué. En mi entorno no es algo natural que una chica de 15 años escuche Megadeth, no es normal directamente que escuche metal o rock pesado, y pensé que sería así siempre, hasta que, y reitero, gracias a vos, eso cambió. En las ocasiones que fui a hacerte el aguante, tanto en la puerta del hotel como en las filas, conocí gente por demás maravillosa. Te cuento, en noviembre de 2O11, ese miércoles de tiempo loco (ya que hacía un calor que rajaba la tierra y de un momento a otro llovía, y se nublaba, y así sucesivamente) conocí a la persona que amo, con la cual, desde el 28 de ese mes, sigo de novia. Al año siguiente, y también gracias a blogger y a twitter, conocí a tres chicas geniales, que después de mucho hablar, vernos y compartir gustos afines, hoy tengo la suerte de llamarlas amigas. Estoy segura que te encantaría conocerlas, no sabés lo que son. La primera de ellas se llama Camila, vive en La Plata y tiene un blog como yo. La segunda se llama Guadalupe, vive en la Capital y si bien tiene un blog, no lo usa con tanta regularidad, pero toca el bajo. La tercera se llama Florencia, tiene un papá músico y te hizo el aguante como yo, en valla, el 14 de septiembre de 2O12. Las cuatro vivimos lejos (o mejor dicho, yo vivo lejos de ellas), pero compartimos esta pasión, y es esta misma la que nos juntó y nos unió. Es más, se sigue sumando gente; sigo sumando chicas a este círculo por la pasión que compartimos (mayormente por twitter), compartiendo charlas y salidas, y así no me siento anormal, ni rara. Estoy con gente con la que comparto cosas. Y todo, todo, gracias a vos.
En fin Dave (perdón por la expresión, David me suena muy formal y no es la intención, quiero hablarte con cariño), se me hizo un poco extensa la carta, pero tenía, sentía la necesidad de hacerlo. Claramente no superé que terminé tu libro, y a pesar de tener otros en fila para leer, uno de los cuales seguramente empiece esta misma noche, que no te quepa la duda que voy a volver a leer tu obra. Una, dos, tres, mil veces más. Sé que, al igual que con tu música, jamás me voy a cansar, y sé que lo podría leer mil veces, y seguir haciendo esa coctelera de emociones y sentimientos como la primera vez. Sabés, te quiero muchísimo, te admiro. Sos mucho para mí. Y ahora los demás entienden que no sólo sos en mi vida “el cantante de una banda”, sos mucho más que eso. Sos más que una guitarra, más que música, más que una obra escrita. Para mí, sos muchísimo más que eso, y siempre va a ser así. Espero con ansias la salida del nuevo disco, las próximas visitas de Megadeth a Argentina, y me gustaría que, en el momento que le envíe la entrevista a Ellefson para que la conteste, puedas estar ahí, y contestarla con él. Para mí sería todo un honor.
Mientras escribía esto, al hilo, sonaron tres discos tuyos. Gracias. Nunca me voy a cansar de decírtelo. Infinitamente gracias por todo lo que hacés por mí. Me inspirás, me salvás todos los días. Te adoro Dave, mucho. Gracias, y hasta la próxima.
Con cariño,
Rocío.

Motor secreto

Si solés leer lo que acá se publica, perfectamente sabés cuál es mi estilo a la hora de hacerlo: qué cuento, cómo, critico, odio, halago, expreso… Y hago esta aclaración precisamente por eso. El texto que a continuación les presento, no es mío, pero me fue prestado. Los créditos se los debo a Sofi, mi mejor amiga, quien fuere la que me empujó a crearme un blog, allá por mayo de 2O1O. Para saber más sobre ella, visitá su blog haciendo click acáEn este momento, ella está pasando un momento difícil, y un tanto raro. Ella es escritora como yo. Mejor dicho, yo soy escritora como ella. Ella es mi mentora y gracias a quien, inconcientemente, aprendí muchas cosas (que seguramente no lo sabe). Cuando ella está mal, escribe; cuando necesita descargarse, escribe; cuando necesita expresar lo que siente, se fuma un porro. No mentira, escribe. Hoy, hace un rato, y después de hablar con ella, reflexionamos sobre la fuerza. No sobre cuán grandes son tus músculos o cuánto peso podés levantar sobre tu espalda, es otro tipo de fuerza, como si fuera un motor. Un motor secreto que se llama amor. Después de escribir sobre esto, me pidió que lo compartiera con ustedes, para quienes estén pasando un momento similar, y los que no, simplemente para que lo disfruten. Porque puede llegar a servirle a alguien, a cualquiera, así como también le sirvió a ella a atravesar esta difícil situación.

Hay que aguantar. Hay que seguir. Hay que volver a intentar. Hay que levantarse. Hay que pelear. Solemos decir que hay que sacar fuerzas de algún lado, cuando en realidad lo que tenemos que hacer es usar la fuerza que tenemos. Esa fuerza que nunca nos falta, porque sino moriríamos. Eso que es indispensable como el aire, que es el motor de nuestras risas, llantos, enojos, sueños, miedos, arrepentimientos. Mirar hacia adentro, sacudir el alma y hacer llover recuerdos. Buscar en la memoria y descubrir momentos, rostros, nombres, lugares. Todos esos fenómenos en los que se manifiesta la fuerza más poderosa que existe. Una fuerza que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Esa fuerza que no morirá jamás. Eso que nos inspira, tarde o temprano, a salir adelante. Eso por lo que daríamos hasta la vida y sacrificaríamos hasta lo más preciado. Eso que nos mantiene vivos, con esperanza. Eso en lo que nos refugiamos. Eso, que es el amor. Porque todos tenemos a alguien que nos ama y alguien a quien amamos. Hay tantas formas de amor que a veces tendemos a marearnos, a confundirnos, incluso podemos llegar a tenerle miedo al amor. Pero ese miedo nace de la conciencia que tenemos de lo importante que éste es. Es algo tan puro que tanta blancura nos desconcierta, hasta el punto de no creer que exista algo tan fuerte. Es esa luz que nos marca el camino, que nos permite continuar.

Escribo esto para recordarme a mí misma y a quien lo lea, que cuando todo esté oscuro y parezca no haber salida, sólo hace falta pensar en el amor. Ya sea a uno mismo, a una persona, a una creencia, a una forma de vida, a una religión, a una actividad, a un gusto musical, a un lugar. Pensar en el amor que tenemos y que compartimos con algo o alguien tarde o temprano nos lleva a decir “yo puedo hacerlo, por tal o cual cosa/persona”. Decir que no tenemos fuerzas para seguir adelante sabiendo que tenemos amor, es como intentar asfixiarnos con una bola agujereada.
No neguemos ni desvaloricemos el amor que nos mantiene vivos.