viernes, 24 de mayo de 2013

Countdown to Extinction V

Para ver las entradas anteriores, fijate acá abajo (se abren en nuevas ventanas):


Entretenimiento humano
Sufrimiento animal (parte I)

Nunca hice esta aclaración (mal de mi parte, perdón) y me parece que esta vez sí va a ser necesaria. Esta entrada incluye fotos que pueden afectar la sensibilidad de algunas personas. Seguir leyendo o no queda en vos, pero yo te avisé.

Desde hace mucho tiempo, los seres humanos fueron encontrando formas de divertirse. Solos, de a pocos, de a muchos Y no tardaron en encontrar este tipo de divertimento también con animales. Un ejemplo de entretenimiento en una época remota, son las luchas que se llevaban a cabo en el Coliseo Romano. En ellas, los animales (rinocerontes, leones, guepardos, cocodrilos, entre otros) peleaban entre ellos o mataban prisioneros; estos espectáculos eran presenciados por el emperador y diferentes sectores de la sociedad. Pero no estoy acá para dar clases de historia, sino para hablar de estos “entretenimientos” en nuestros tiempos. Debido a que la entrada se me hacía excesivamente extensa, decidí dividirla en dos partes. Ésta es la primera 

Caza de focas. Actualmente, este “deporte” se lleva a cabo en zonas donde habita la foca arpa (Alaska, Canadá, Noruega). Si bien muchos defienden esta actividad para “regular la población de la especie, asegurar la pesca y promover el comercio”, muchos lo consideran una diversión, un deporte más (que voy a separar de la “caza convencional”). Tanto es así, que algunas empresas noruegas de turismo venden paquetes vacacionales que incluyen (a modo de paseo, o excursión) la práctica de esta actividad, la instrucción por parte de “expertos” y un día o dos matando focas adultas, y ocasionalmente, crías de ellas. El principal motivo de esto, es la piel y la grasa, porque la carne no se come. La piel de foca es un excelente aislante térmico y es usado para hacer abrigos, gorros, cinturones y botas. Pese a que hay otros materiales más baratos y ecológicos, muchas personas insisten en que los productos hechos con pieles son mejores. Desde siempre, se sabe que la industria peletera es un negocio cruel, y que implica sufrimiento, pero el nivel de éste puede variar de una especie a otra, y también, puede definir su rumbo en el planeta: extinguirse o no. En primer lugar, el elemento más usado para matar a las focas es el “hakapik” (similar al pico usado por los mineros), el cual se clava reiteradas veces en el cuerpo del animal, provocando dolor, mutilaciones y hemorragias. Segundo, la piel se les es arrancada cuando todavía están vivas, y así padecen hasta que terminan de desangrarse, o mueren de frío. Tercero, y lo que probablemente sea más grave, es que el 90% de las veces, las elegidas para la práctica de este deporte son las focas bebés (alrededor de los 3 meses de edad), porque aseguran “que es más fácil y divertido matarlas” o bien que “su piel es mejor para hacer abrigos, por consecuente, es más cara y genera más ganancias”. No es por el tema de que son cachorros, lo cual puede presentar un nivel de crueldad mayor, sino que, estos ejemplares ni siquiera alcanzan la madurez sexual al momento de ser cazadas, por ende, nunca llegan a tener crías. Esto provoca que la población de la especie descienda bruscamente y sea llevada a la vía de la extinción. Para terminar con este tema, les dejo la declaración de un señor llamado John Efford(ministro de Pesca y Agricultura de Terranova y Labrador) alrededor del año 2O11, y los dejo para que saquen sus conclusiones: "quisiera ver a estos seis millones de focas muertas y vendidas, destruidas o quemadas. No me interesa lo que les pase. Cuantas más focas mueran, más feliz voy a ser".

Corridas de toros. Siendo considerado como un ícono y una tradición en su España natal, y practicado en otros tantos países del mundo, es uno de los “deportes” crueles más populares, difundidos y concurridos del mundo. Una vez me acuerdo que le pregunté, a dos personas que asistieron a uno de estos eventos (hace más de 3O, 4O años, cuando muchas cosas no se sabían, ni había internet) y coincidieron en lo mismo: “Fue innecesario. Horrible, cruel, frío. Mucha sangre, mucha maldad. No volvería ni loco”. Capaz antes se acostumbraba más a ir, como que era el mayor atractivo. Pero ahora, con toda esta cuestión de los derechos de los animales, no está bien visto, y fue prohibido en varias ciudades del mundo. La tortura en este “juego” para el animal no empieza al ser enloquecido por una multitud sedienta de sangre, ni al ser pinchado por un infeliz vestido como un payaso, empieza antes, bastantes días antes. Primero y principal, al toro le liman los cuernos, lo cual representa un terrible dolor para el animal por la cantidad de terminaciones nerviosas que allí tiene. Además, lo matan de hambre. Lo tienen encerrado en un predio, la mayoría de las veces atado. Otras tantas, la noche antes de la corrida, se lleva a cabo una especie de “ritual”, donde grupos de jóvenes (y no tan jóvenes) lo escupen, patean, golpean y hacen cualquier tipo de maltratos. Esta diversión es muchas veces filmada y subida a la red. En una ocasión pude ver, cómo a un toro le ataban dos antorchas en sendos cuernos, y le tiraban de la cola, y lo enloquecían mientras que el animal, aterrado, intentaba con todas sus fuerzas sacarse las antorchas. Una vez en la arena, el toro es aturdido, pinchado y sufre de hemorragias constantes. Cuando se lo ve muy débil, llega el matador y ensartándole una espada de un metro en el lomo, atravesándole corazón y pulmones, y agoniza ahogado en sangre, hasta que muere. En señal de victoria, el torero se lleva como trofeo la cola y las orejas del toro, antes de que su cadáver sea arrastrado fuera de la arena. A pesar de ser el animal más castigado (el cual termina sí o sí muerto), no es el único metido en este divertimento malsano. Hay otro tipo de corridas donde el torero o el picador van montados a caballo. Un sinnúmero de éstos han muerto a causa de las cornadas.


Circos con animales. Si bien es una costumbre que va desapareciendo a comparación del siglo pasado, este tipo de diversión sigue existiendo, y los animales siguen padeciendo maltratos. Aunque los entrenadores, dueños, representantes y trabajadores de los circos digan que los animales viven en condiciones dignas, que no reciben maltratos y que por cada acto que hacen tienen una recompensa, no siempre es tan así como parece. Para entrenarlos, usan crueles métodos, y bastante dolorosos. Palos, choques eléctricos, cadenas, pinches, ganchos, fuego, látigos y muchas más maneras, ¿para qué? Para incentivar al animal a hacer trucos, como saltar a través de un aro en llamas, levantarse en sus patas traseras, , hacer que “bailen”, tirarse al vacío y caer en una red o una pileta Este tipo de actividades son totalmente antinaturales para los animales tanto para los salvajes como para los domésticos, ya que ambos son usados en estos circos: elefantes, osos, leones, caballos, tigres, perros, monos, ovejas, jirafas, etc. Además de los maltratos físicos a la hora de “entrenar”, también son maltratados en otros sentidos. Un circo está activo entre ocho y diez meses de doce que tiene el año, por consecuente, están permanentemente viajando. Los animales están en jaulas pequeñas, con movilidad reducida, no pudiendo así moverse y distenderse, sin estar en contacto con los suyos, por lo que no pueden establecer relaciones sociales (como los elefantes o los leones, viven en grandes grupos en lo salvaje y sufren la soledad). El alimento que les es proporcionado no alcanza para todo lo que comen en un día. Las condiciones de cautividad son deplorables, por la suciedad y la poca higiene, sufren estrés y terribles enfermedades, se debilitan, padecen y mueren. Una vida en un circo representa toda una vida de padecimiento; no pueden actuar como animales normales. Muchos contraen una enfermedad mental en la cual desarrollan comportamientos repetitivos, obsesivos y anormales. A esta enfermedad se la denomina “zoocosis” y presentan síntomas como morder o lamer los barrotes/puerta/paredes de la jaula; automutilarse mordiéndose la cola, las patas o golpeándose la cabeza, coprofilia; agresividad y deambular o mecerse incesantemente. A este punto, uno no sabe qué es más triste: que estas cosas pasen o que los nenes chiquitos, quienes se ven más atraídos por este tipo de circos, asistan sin saber toda la frialdad y crueldad que hay detrás.


[Continuará]

domingo, 5 de mayo de 2013

Cocainómana


Tuve la suerte de jamás caer en un vicio, adicciones o algo similar, pero hay veces que, pasando por determinadas situaciones, los efectos pueden ser parecidos; marcan, lastiman, dejan efectos secundarios y, en el peor de los casos, también puede llevar a la muerte…
Hay amores que matan, amores que mueren y amores difíciles. Mi caso fue el tercero, y no lo quise reconocer nunca. Realmente, nunca me di cuenta (o no quería darme cuenta), sino que me lo hicieron notar casi a la fuerza.
Que conste que no fue uno más. No fue un cualquiera. Fue el más intenso que viví en mi corta vida. Yo quería mi vida con él, y en más de una ocasión se lo dije. Pero él una vez me dijo “nada es para siempre”. Y así fue. Celos, peleas permanentes, malos entendidos, mentiras, engaños, desconfianza y demás factores, en toda su gama de colores, fueron los que contribuyeron para llevar a cabo su deseo.
Cuando empezaron a decirme que tenía que despegarme, yo me negaba. No quería. No quería escuchar. Ni lo hice. Pero ahora caigo en la cuenta que actué como una auténtica drogodependiente. Un amor así es como ser cocainómana; te gusta, lo disfrutás, te encanta y sentís que realmente lo necesitás para vivir… Pero te lastima, te enceguece, te aleja de tus amigos, y cuando empiezan a advertirte los peligros y las consecuencias hacés caso omiso.


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Hoy soy una drogadicta en recuperación, luego de un año y medio. Puedo tener el mejor día, despejarme, actuar como si nada pasara, o encerrarme en mi habitación a llorar horas, escuchar nuestras canciones, cortándome los dedos por no agarrar el celular y hacer un llamado que puedo lamentar. Son altibajos, típicos de una recuperación.
Puede que sea un punto final, como puede ser un punto y aparte, o un punto seguido. Sea como sea, doy fe que si el día de mañana te vuelvo a cruzar, no vas a repetir los mismos errores pasados. Que este sea un aprendizaje, mutuo. Gracias por todo.

viernes, 3 de mayo de 2013

Countdown to Extinction IV

Francamente hoy no tenía ganas de volver a publicar, no tenía inspiración tampoco, y sé que estoy dejando el blog medio colgado, pero, curioseando por Internet, me acabo de enterar de una noticia no grata, por lo menos para mí. Hoy, 3 de mayo de 2O13, se declara oficialmente extinto el rinoceronte negro occidental.
 

Todos sabemos que muchas, muchísimas especies empezaron a ser amenazadas a medida que el hombre se iba aventurando a tierras desconocidas para la época, allá por el 15OO, 16OO. Zonas de África, Asia, Oceanía, y en menor medida, la recién descubierta América. Gradualmente, las poblaciones empezaron a descender; unas especies se salvaron, pero otras no tuvieron tanta suerte, ya sea por la caza, el asentamiento de poblaciones, la destrucción del hábitat, el hecho de llevar consigo animales como los perros y las enfermedades propias de seres humanos. Animales como el zorro lobo malvinense, el dodo, el tigre de Bali, el quagga, la vaca marina de Steller, el bucardo y el baiji (de estas, la última en extinguirse fue el baiji, “delfín de río chino”, para mediados del 2OO8) desaparecieron gracias a la actividad del hombre.
En la antigüedad no se podía esperar que la gente tomara conciencia sobre lo que le estaba provocando al medio ambiente. Ni ellos mismos sabían de la existencia de ciertas enfermedades (de transmisión sexual, como la sífilis por ejemplo). Además, la ignorancia de esa época era muy grande. Es probable que se haya pensado que los animales “iban a ser para siempre”, que no iba a llegar un punto en que desapareciera por completo. Ojalá esto fuera cierto, pero no.
A principios del siglo XX empezó a tomarse conciencia sobre este tema, haciendo programas de reproducción, teniendo animales en cautiverio, y hasta se hizo una organización que colaborara con los proyectos: la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN en inglés). Tristemente, hay algo que importa más que todos los esfuerzos, de todas las organizaciones, uniones, programas, fundaciones. ¿Saben cuál es? EL DINERO. Animales como los elefantes, los hipopótamos, los tigres, los rinocerontes, los venados y los cerdos salvajes mueven montañas y montañas de dinero en el mercado negro; sus pieles, cabezas, colmillos y cuernos son vendidos a coleccionistas, peleteros, taxidermistas en todo el mundo, a precios realmente altos.
Hoy se extinguió otra especie. Otra de la larga lista que lleva el título “extinción por culpa del hombre”. Esto es algo que escuché en un programa de televisión hace unos cuántos años, y nunca pude borrarme de la cabeza: “actualmente son más los animales extintos que los que pueblan la tierra y los océanos”. Es triste, ¿no? Pero claro, eso no importa, siempre lo que importa más es la plata.
 

Los animales más amenazados (principalmente por destrucción de hábitat y caza furtiva) son el gorila, el tigre de Bengala, el elefante africano, el dragón de Komodo, distintos tipos de serpientes y aves tropicales, entre muchísimos otros. ¿Quién sigue? Es cuestión de esperar… 
Felicidades raza humana

Mi (enrejada) querida Buenos Aires

Hace una semana, fui de excursión con mi curso (y el otro Sociales) a hacer un recorrido por algunos puntos históricos de la Ciudad de Buenos Aires, entre ellos Parque Lezama, Plaza de Mayo y la Catedral Metropolitana, además de diversos lugares de interés turísticos, como el Café Tortoni (al que algún día iré a pasarme una tarde entera escribiendo rodeada de inspiración).
Una de las cosas sobre las que hablamos, que en principio nos comentó nuestro director, es sobre la disputa que existe entre ciudadanos, artistas, vándalos y policías con respecto a las plazas y lo que hay en ellas: las rejas. No recuerdo bien cuándo fue, pero también nos comentó sobre una serie de marchas que se hizo en toda la Capital (que en total sumaba 22 cortes simultáneos) y, uno de los tantos motivos, era el de la movida cultural para sacar las rejas.
Un grupo está de acuerdo con enrejar monumentos, bustos y similares, simplemente para mantenerlos a salvo del vandalismo juvenil (y a veces no tan juvenil) que acecha estos lugares, especialmente de noche. Ya sea estropearlo con un graffiti*, arrancar una parte, partirlo o mutilarlo, el vandalismo ahí esta, lo cual denota la falta de educación y respeto que lamentablemente muchos llevan incorporados. El otro grupo está en contra de las rejas, que a su vez se divide en dos subgrupos: el primero, es el formado por los vándalos. Y lo digo porque, irónicamente, en el monumento a Mendoza en el Parque Lezama vi escrito con un graffiti rojo “No a las rejas”. Obviamente, el hecho de tener rejas, cámaras y vigilancia dificulta a este tipo de lacras el romper o escribir estatuas. Es una suerte, porque muchas esculturas y placas de bronce son arrancadas de plazas y paredes para ser llevadas a una fundidora, o bien, vendidas en el mercado negro, aunque su valor no sea trascendental como muchos creen. El otro grupo que está en contra lo ve más por el motivo estético. Según ellos, no queda bien que un turista vaya a ver un lugar, una plaza, un edificio antiguo y que esté todo enrejado, con candados y demás. Pero bueno, vean ustedes mismos, algunos monumentos y estatuas que han sido afectadas por el vandalismo:
El Pensador, Plaza de los Dos Congresos
Monumento a Pedro de Mendoza, Parque Lezama
Monumento a la cordialidad argentino-uruguaya, Parque Lezama
Alvarez y Borges, esquina Uruguay y Corrientes
Rómulo y Remo (quienes no están), Parque Lezama
Monumento al perro (Salta), antes y después

Mi opinión es un tanto compleja, porque combina un poco de los dos. En parte, me encantaría que saquen todas las rejas de todas las plazas y monumentos; la estética del lugar cambia muchísimo, y lo hace un tanto más atractivo. “Queda más lindo”. En lugar de cemento donde fijar los cercos, podría haber canteros con plantas y flores, lo cual reanimaría más la imagen… Pero por otro lado, quiero que las rejas se queden. Por desgracia (o por suerte, depende desde dónde se lo vea) no todos piensan como yo, y por eso pasa lo que pasa; arrancan partes, las escrachan con aerosoles, los rompen, los pintan, les fijan carteles, los ensucian… Se arruinan figuras, a lo largo y ancho de la ciudad (de la provincia, el país… En fin, entendieron) por la mentalidad mediocre de algunos inadaptados que no tienen respeto por el patrimonio ajeno.
En fin, dije todo lo que tenía que decir, ahora, el que quiera, es libre de decirme qué piensa con respecto a esto. Que tengan todos, un lindo fin de semana.

*Más adelante haré una entrada con respecto a este tema, ya que no todos los graffitis son iguales. Unos, son arte; otros, mamarrachos.